martes, 30 de junio de 2009

regreso al país del nunca jamás

aún no puedo creerlo y mucho menos asimilarlo. michael jackson se fue y para siempre.
lleva seis días muerto y recién me siento con ganas de escribir algo.
serán sólo unas líneas, pues no hay nada nuevo que decir en cuanto a sus logros.

esta triste noticia me ha destrozado, me ha deprimido, me ha hecho sentir tan mal... miro todo el día cnn, con la esperanza de que digan que todo fue una broma, o que él se despertó y retomó los ensayos, para ese regreso con el que soñábamos verlo redimido.

una vez lo vi. no le hablé, sólo lo vi.
recuerdo que cuando yo tenía once años, él y sus hermanos entraron al hotel donde mi familia y yo nos hospedábamos. coincidimos todos en el lobby y él se sentó a mi lado. mi hermana me pellizcaba para que le pidiera un autógrafo ó para que se sacara una foto con nosotros, pero no me atreví. él sólo respondía con la sonrisa más angelical que habíamos visto alguna vez.

se suponía que no él debía morir. no así, ni tan pronto. los dioses son inmortales y eso era para muchos de sus fans.
alguien dijo que con su muerte había nacido una leyenda, pero se equivocó. mj siempre fue leyenda. fue el eslabón que hizo que la cultura blanca aprecie a la negra como su equivalente; sin michael jackson no habría oprah, ni tiger woods, ni michael jordan, ni p diddy, ni jay-z ó will smith. y puede que tampoco un presidente negro. él logró eso cuando tenía sólo 23 años.

olvidémonos de sus escándalos, su apariencia cada vez más pálida, sus excentricidades y de suponer si estaba ó no en bancarrota. más bien, recordemos cada una de sus magníficas canciones y sus impresionantes actuaciones, acompañadas de su inusual forma de bailar.

querido michael descansa en paz, regresa a neverland, vístete de peter pan y persigue al travieso bubbles por los pasillos de la casa. gracias por existir, por tus canciones, por dejarnos imaginar que por un momento éramos tú mientras bailábamos thriller frente al televisor, por habernos enseñado a hacer moonwalk para alardear en el colegio y por darle a nuestra adolescencia la banda sonora más espectacular que se haya escrito.

querido michael, te vamos a extrañar.